Por el día de la mujer trabajadora, 8 de marzo, quiero dedicarle este artículo a Dolores Macías Cupido, una poblanchina que, en los años 70, cuando las mujeres tenían un rol totalmente centrado en la crianza de los hijos y el cuidado del hogar en la localidad, comenzó a trabajar de aguaora para sacar a su familia adelante.
Esta es la Historia de Dolores, la aguaora de Puebla de la Calzada.
Puebla de la Calzada es un municipio localizado en las inmediaciones del río Guadiana, hecho que ha propiciado históricamente la existencia de numerosos pozos en las viviendas de la localidad, por la importante presencia de agua subterránea por todo el subsuelo del casco urbano. El agua de estos pozos no siempre ha sido apta para el consumo, por este motivo, eran los aguaoreslos encargados de vender un agua de mayor idoneidadque se utilizaba para el consumo humano.
El agua que vendían los aguaores se sacaba de pozos muy concretos de la zona, caracterizados por tener aguas de cierta calidad. El agua se extraía de estos pozoscon un cuboy un sistema denominado “a carrillo”, y allí se llenaban los cántaros en los que se depositaba el agua para su venta en la localidad.
Los aguaores iban despachando agua “de calidad” por las callespoblanchinas, algunos llevando el líquido en unas cántaras de barro que iban sujetas en las angarillas de los burros, y otros, transportando las cántaras en un carro que arrastraban estos animales.
Dolores Macías Cupido nos contó su historia como “aguaora” en Puebla de la Calzada cuando, en los años sesenta, comenzó a vender agua por las calles poblanchinas.
El marido de Dolores era uno de los aguaores que había entonces en Puebla de la Calzada. Desafortunadamente, su esposo tuvo un accidente laboral que le obligó a dejar su oficio de aguaor, al no poderse hacer cargo de la faena. Ante esta difícil situación, Dolores tuvo que tomar las riendas del trabajo de su marido parapoder sacar a su familia adelante.
Dolores vendía dos tipos de aguas: Una que cogía del pozo de “Niveleta”, localizado en Puebla de la Calzada, y otra que la sacaba del pozo de la finca de Molano, situado en las llamadas “Tierras Gordas”, en Montijo. El agua del pozo de Niveleta tenía muy buena calidad, y costaba un cántaro lleno de esta agua: una peseta y un real. El agua del pozo de la finca de Molano,según decían,era muy apropiada para hacer garbanzos. El precio de esta cántara de agua era de dos pesetas.
El agua que vendían los aguaores se depositaba en las “tinajas” que solían estar en los patios y corrales de las viviendasde Puebla de la Calzada, protegidas a la sombra para conservar la calidad del líquido. De ahí se iba sacando el agua con “cazos”para el uso doméstico. El agua para beberse solía tener en las alacenas, en las denominadas “cantareras”.
Por aquellos entonces, en Puebla de la Calzada había unos seis aguaores. Algunos de ellos fueron Isidoro Zambrano, Alonso Soltero, Alonso “el de la Liebre”, Domingo García Rodríguez (el marido de Dolores) y, por supuesto, nuestra protagonista: Dolores.
En los años setenta,con el inicio del moderno sistema de abastecimiento de agua a la población, comenzó a desaparecer el oficio de aguaor, quedando esta profesión para el recuerdo en la historia del abastecimiento de agua de Puebla de la Calzada.